Para sentir un cauce de agua clara.
Para robar el cielo en tu mirada.
En una noche que nunca se acaba.
En las tabernas de madrugada
Ríe tu boca, lo sé, lo sé
Y ahora mis manos se vuelven locas.
Como una estrella de luz enamorada
Como un árbol florecido de ramas.
Como un inmenso campo de amapolas
Con tu cuerpo rebosante de olas